domingo, 21 de diciembre de 2014

Sueño de una noche de invierno...

Un sueño, si, eso tiene que ser ella, solo un sueño.

Esa debía ser la razón para que ella fuese tan perfecta, pero todo se sentía tan real, el calor de su cuerpo cuando estaba entre mis brazos, el roce de sus labios con los míos cuando se fundían en un beso, el resplandor de sus ojos al mirarme, el dulce sonido de su voz al decir mi nombre, la electricidad que recorría mi cuerpo cada vez que la tocaba y cada sensación que causaba dentro de mi, todo aquello no podía ser una mentira, pero si lo fuese entonces ya no quiero despertar jamás.

Quiero quedarme aquí para poder contemplarla. 

Esperé tanto tiempo por alguien como ella, deseé tantas veces a alguien que me llenara por completo y ahora que al fin la tengo descubro que todo esto es una farsa, ella no es real, es solo producto de mi imaginación, el resultado de querer lo imposible y aún así me siento enamorado, siento este amor en cada célula de mi cuerpo, puedo sentirlas vibrar cuando ella está presente es como una enfermedad que va tomando el control de mi ser lentamente pero claro, el amor es un virus, por mucho el más letal que la humanidad ha conocido y ahora yo estoy contaminado. Deseo estar cada segundo a su lado, mirar su sonrisa y ser su causa de tanta felicidad, ver mi reflejo en sus ojos y sentir su cabeza apoyada sobre mi pecho. Sé que esto será mi perdición pero no me importa, no me quiero ir de aquí, quiero permanecer dormido y ya no despertar jamás. 

martes, 21 de octubre de 2014

Carta de despedida...

Querida Elizabeth,

Lo siento, amor, esta será la última carta que te escriba, simplemente ya no puedo continuar así, una mujer como usted no debería estar con alguien como yo, lamento todos los inconvenientes que esto le ocasiona a su persona. No deseo que a causa de estas palabras dude de mi amor, pues ese no es el propósito, mi amor por usted existirá hasta que la ultima célula de mi cuerpo haya perecido, tampoco quiero ser la causa de su sufrimiento ni desdicha, puede olvidar cada momento que vivimos juntos si así se requiere, yo, por mi parte, quiero que sepa que la recordaré como la mas dulce de mis felicidades, el más puro de mis amores.

Quizá se pregunte sobre cómo es que he llegado a estas conclusiones a tan abrupta decisión, pero si puedo serle honesto no estoy seguro sobre la respuesta, solo fueron ideas que he llevado conmigo a través del tiempo, inseguridades, tal vez, que han llegado a un punto al cual no puedo refutar, usted no puede ser feliz a mi lado por numerosas razones, no es solo mi pobreza que tantas veces me ha hecho saber que le es indiferente, pero basta con recordar las ocasiones en las cuales se ha lamentado por mi nombre.

Le pido que me perdone desde lo mas profundo de mi ser, comprenderé bien si ahora no puede entender las razones por las cual ya no podré estar mas con usted, comprenderé si se siente abandonada, traicionada, engañada, tiene usted toda la libertad del mundo para juzgarme y darme mi pena, comprenderé si me desea la muerte o el peor de los males, quiero que sepa que yo nunca dejaré de pensar en usted, que le deseo la mas profunda de las felicidades y toda aquella alegría que yo fui incapaz de brindarle.

No dudo en que pronto encontrara a alguien más, alguien que sea digno de su persona, que logre causar en sus ojos el brillo que opaca al sol, ese dolor tan gratificante que viene después de tanto sonreír. No quiero extender mas esta despedida, no me busque, pues ya no me encontrará.

Siempre suyo, Rafael

miércoles, 15 de octubre de 2014

Razones para no enamorarse de un suicida...

A veces me preguntaba porque justamente tenía que enamorarme de ella... de sus defectos, de sus risas falsas, de sus errores, de sus letras, de sus palabras, de su manera torpe de andar, de sus manías, de su ignorancia, de su falsa inocencia, de sus mentiras, de su pensamiento suicida. 

Hoy ciertamente creo que jamás lo entenderé. No, no sé cómo o cuando es que pasó, sólo recuerdo que un día desperté necesitando sentir su piel, respirar su aroma, oír su voz y saber de ella, aquel fue el día en que inicia esta larga condena, una sentencia de la cual jamás hubo juicio ni una sola advertencia que me dijera que ese día iniciaría la mas grande de mis agonías. El tiempo pasaba  con su manera habitual de correr, los segundos perseguían a los minutos y estos perseguían a las horas, parecía una carrera sin final y a medida que incrementaba su velocidad, los latidos de mi corazón se hacían más veloces, más cercanos, yo solo esperaba el momento de verla, de poder sostener sus manos entre las mías y que sus besos inyectaran ese veneno que ahora tanto anhelaba, si, quizá había perdido la cordura, pero su sonrisa era razón suficiente para que cualquiera lo hiciese, bastaba solo una mirada para caer rendido ante tan magnifico ser.

Pero ella no lo veía así, ella se creía el peor de los demonios. Yo, por mi parte, admito, sin pena alguna, que quizá tenía razón, que aquel angel en realidad solo era un demonio disfrazado, divirtiéndose con la miseria que traía a los humanos que se ahogaban entre sus redes. Su suave perfume era el más peligroso de los anzuelos y el brillo de sus ojos era la mas letal de sus armas, con un roce de piel podía detener mil corazones; pero, aquel ser lo único que quería era una razón para vivir, pues aún no había encontrado ninguna y si bien se divertía, aquello no le parecía digno para seguir continuando, ella buscaba algo mas, algo que la llevara hasta los límites, que la hiciera volar aun estando amarrada a la gravedad.

Así fue como el abismo se enamoró de ella y la sedujo para que un día se entregará por completo y se rindiera ante el vacío que este contenía, así fue como ella decidió que un puente era el camino hacia la idealización de la vida, cerrando los ojos y yendo en contra de la gravedad fue como se encontró con el infinito, concluyendo que la vida, después de todo, solo tenía un propósito y que este era morir.


domingo, 27 de julio de 2014

Ella...

Su forma de ser, su sonrisa, sus ojos, su mirada, su manera de caminar, su voz, su cabello, su piel, sus ideas, su risa, ella, toda ella me encantaba, cada detalle, por más pequeña e insignificante que fuera.

Quería detener el tiempo, sólo para verla, quería saber que se sentiría tomar su mano y entrelazar mis dedos con los suyos, quería arrastrala al infierno donde vivo porque ella podía ser justo el demonio que necesitaba... pero no, aquello era imposible, sólo era una idea más en mi cabeza y ahora sólo quedaba esperar para que no se esparciera como un virus. Me conformaba con pasar tiempo con ella, hacerla reír, hablar de cualquier tontería, ver el brillo en sus ojos, caminar a su lado, sentía que los minutos eran segundos y a la vez que todo se detenía a nuestro alrededor.

No podía enfrascar a aquella criatura en mi mundo, ella debía ser libre y quemarse por su propia voluntad si así lo deseaba, sí, eso sería lo mejor, quizá habría siempre alguien que desease que ella estuviera a su lado cada mañana al despertar, alguien que fuera tan egoísta como para querer intentarlo, pero esa persona no sería yo. 




Ella necesitaba castillos en el aire y aquello no lo podía ofrecer.

domingo, 29 de junio de 2014

¿Qué hace en caso de un "te amo"? ...

Ella y él, los eternos enamorados condenados a vivir en silencio, sin decirse ni una palabra sobre lo que siente el uno por el otro. Ambos distraídos, desinteresados, sinceros, inocentes. 

30 de Noviembre. 

Una fecha que cambiaría sus vidas, porque a veces unos centímetros hacen la diferencia, a veces se crea la atmósfera correcta justo en el preciso momento, donde los pensamientos de ambos revolotean  por doquier sin frenarse, llegando a un sin fin de conclusiones y al final pasan a ser un beso, un delicado y apasionado beso, lleno de desesperación y anhelos, de incertidumbre, de dudas, de alegría, de tantas emociones contradictorias y todo en un simple beso. 

Ni una palabra. Aquello no era real, ambos lo negaban, eran amantes secretos que ocultaban la verdad aún para ellos mismos. 

Aquel fue un día como cualquier otro, sus dedos se entrelazaban y se dedicaban sonrisas coquetas.

- ¿Me quieres? - le pregunto ella con una mirada tierna e inocente, sabía la respuesta, pero igual le gustaba escucharla.
- Te quiero como a nada en este mundo, te quiero mucho, mucho, mucho, te quiero tanto que te amo, te amo, esa es la verdad, te amo, quiero que lo sepas porque lo he callado mucho tiempo, tenía miedo, pero ya no me importa, te amo, te amo, de verdad yo te amo.

Ella no supo que contestar, no esperaba esa respuesta, sus dedos se separaron y la distancia ganaba terreno entre los dos, lo miro a los ojos, ¿ella lo amaba también? no lo sabía, no estaba segura, jamás sé lo había preguntado, no sabía que hacer ni como reaccionar, no quería herirlo, pero pensar en el amor de aquella manera tan profunda la ponía nerviosa, la asustaba, sí, ella lo quería, lo quería mucho, pero amarlo era una palabra demasiado fuerte que no se atrevía a usar. Dio media vuelta y salió corriendo de aquel lugar, comenzó a llorar porque quizá aquello había sido un error, había llevado todo demasiado lejos y ahora ya no había marcha atrás, lo iba a perder, para siempre, pero no podemos culparla, ella no sabía amar.

martes, 17 de junio de 2014

¿Un cuento más? ...

Y estaba ahí, de pie, mirándola, esperando algo que jamás sería, después de todo lo que le había dado ella no sería parte de él. Todas aquellas palabras, miradas, risas y lágrimas compartidas, después de todo eso él jamás tuvo el valor de decirle sus sentimientos y así fue como lo más terrible pasó, él la perdió, quizá estaba destinado a pasar, quizá él no la quería tanto como presumía de hacerlo, quizá, quizá.

Pero él estaba asustado, indeciso, nervioso, ¿realmente sería ella la indicada? ¿Y si se equivocaba? ¿Qué pasaría entonces?. Ella sólo esperaba, deseando ser la indicada ser la persona que lo llevaría al infierno, ese infierno al que mucha gente llama amor, pero no, no lo era, ese día jamás llego, después de tanto tiempo, jamás ocurrió. Se cansaron de esperar. La luna veía como lentamente su amor se desvanecía en cada palabra no dicha, en cada silencio, en cada beso no dado, en cada llamada no realizada, simplemente se disolvió con el tiempo, con la indiferencia, con el miedo, con todos esos temores que sé siente cuando uno es joven, su amor murió, y él jamás supo sí ella podría ser la que tanto anhelaba porque no había tenido el valor para arriesgarse por ella, porque pensó que no valía la pena cambiar aquello, sí, un error, un pequeño error que en aquel entonces parecía insignificante ahora traía toda esta desdicha a su vida, le faltaban sus sonrisas, su voz, sus abrazos, sus besos, sus miradas, le faltaba ella.

Ella se culpó de todo, "sí tan sólo..." era el pensamiento más recurrente, si tan sólo yo le hubiese dicho algo, si tan sólo hubiese ido a buscarlo aún después de despedirnos, si tan sólo no sintiera esto, si tan sólo no lo hubiese conocido. Ellos no tendrían un final de cuento, tan sólo estarías separados recriminando cada acto no hecho, pensando en un hubiera inexistente, privando al mundo de una de las más hermosas historias de amor que jamás iba a ocurrir. 

Él. Ella. Una sola historia sin final feliz, una de las cientos que diariamente perdemos, gente que prefiere vivir en el infierno que en un paraíso, que prefieren culparse a intentar arreglar las cosas, que aman pero no dicen ninguna palabra por miedo a fracasar, gente la cual inspira a escribir sobre corazones rotos porque después de todo, el amor no existe.

martes, 27 de mayo de 2014

Demonios de medianoche...

Creí que está vez los había vencido, después de todos estos años de lucha, de sangre derramada, de moretones, de cortes en la piel, de sueños destrozados e ilusiones perdidas, pensé que por fin había ganado, sin embargo no podía estar más equivocada, todo esto había sido una jugarreta, ellos no se había ido, seguían ocultos en la sombra de cada recuerdo tan sólo esperando el momento adecuado para salir a la luz. 

Nadie me creía, nadie creía que esto no lo estaba ocasionando yo, que cada rasguño era tan sólo resultado de la batalla que esa noche se había llevado acabo, pensban que debería están encerrada entre cuatro paredes blancas, con las manos atadas, drogada, sin voluntad propia, porque entonces así estaría mejor, jamás volvería a lastimar a mi cuerpo, ellos no entendían que era por mi vida por lo cual estaba peleando contra aquellos demonios que vivían dentro de mi, ¿y cómo iban a entenderlo? Si ellos jamás había conocido este dolor, esta angustia, este miedo con los cuales debo vivir día a día, que a veces simplemente quisiera ya no seguir respirando y que sin embargo a veces existen pequeños rayos de luz que me brindan esperanza.

Algunos días son peores que otros, algunos días no quiero ni salir de la cama, prefiero refugiarme bajo las sábanas y no tener que enfrentar la crueldad de lo que existe allá afuera, quisiera simplemente desaparecer, que algún evento desafortunado me ocurriera, porque no tengo el valor para ponerle fin por mi propia cuenta, me la vivo pensando en el suicido, no me importa si ellos ganarán, realmente sólo quiero dejar de sentirme así, encerrada en mi propio cuerpo. 

Felicidad, es la mentira más usada, nadie es realmente feliz. Es sólo es una ilusión, una pasajera, como cualquier otra, es esa necesidad de los humanos de aferrarse a algo para poder seguir viviendo, creando castillos en el aire, sólo tener algo por lo cual seguir aquí.

Muchas veces me cuestiono sí los sentimientos realmente son reales, los sentimientos que te causan alegrías, aquellos que te hacen reír, que te hacen creer que la vida es buena y que sólo necesitas pasar momentos duros porque al final vendrá algo mejor.

La gente cree que es fácil sonreír, que es fácil olvidar, superar, seguir adelante, vivir, pero lo cierto es que ellos sólo fingen, todo el tiempo, diariamente se colocan esas máscaras y salen a la calle a presumir de sus vidas perfectas cuando realmente en el fondo saben que es una mentira, esa gente vive sólo en un engaño. Pero al menos ellos pueden hacer eso. Yo, yo no puedo, el peso es demasiado, me sofoca lentamente, con cada respiro que doy, cada paso, cada movimiento, pronto me derrumbaré, y entonces será como sí jamás hubiese existido...

domingo, 11 de mayo de 2014

Dulces sueños...

Necesitaba correr más rápido, pero mis piernas ya no daban para más, necesitaba ¿escapar? ¿Por qué estaba corriendo? ¿Cuanto tiempo llevaba así? ¿Cómo es que alguien puede estar haciendo algo y no darse cuenta de ello? ...

Quise detenerme, recordar, pero la simple idea me aterraba, "sólo sigue corriendo" me dije a mi misma, no podía ver claramente, estaba oscuro, estaba inmersa en un gran bosque, rodeada de árboles y plantas que no conocía, las grandes ramas no me dejaban ver el cielo, no estaba segura de sí era de día o si la noche había ocupado su lugar, ¿como había llegado ahí? Quizá debía contemplar un poco más lo que me rodeaba, así podría descifrar el nombre de aquel sitio, pero no podía detenerme, de aquello dependía de mi vida, o al menos eso me decía mi instinto.

No, ya no podía más, cada bocanada de aire quemaba mi garganta, sentía que mis pulmones compasarían en cualquier momento, que caería sin más, necesitaba parar, mis piernas me lo rogaban, pero mi mente desechaba la idea precipitadamente, ¿había alguien detrás de mi? No podía voltear, sólo andaba sin rumbo, a ciegas, sin razón alguna, como sí todo esto fuese una de aquellas malas películas de terror que me gustaba ver, correr, eso era en todo lo que mis pensamientos se centraban, y entonces sentí un tirón, alguien jalo mi pierna izquierda y caí sin más, algunas ramitas, lodo, hojas y quizá un par de insectos se plasmaron en mis manos y brazos, sentía que me arrastraban, buscaba algo de que sostenerme, de que agarrarme, nada, no había nada, eso era todo, hasta ahí había llegado mi vida, sin explicaciones, sin razones, sin lógica, cerré mis ojos deseando estar en aquella planicie que tanta calma me brindaba, ignorando el enorme dolor que unas garras habían brindado a mi pierna, imaginé eal viento jugando con mis cabellos, recordé el sol cubriendo cada centímetro de mi ser, el roce del pasto con mis dedos y las plantas de mis pies...

¡Claro! Ya recuerdo todo, yo huía, huía de la muerte, de aquel ser magníficamente vestido con una tela negra, del contraste con lo blanco de su piel, con cabellos oscuros cayendo sobre sus hombros, unos ojos profundos sin expresión, un labial rojo carmín sobre unos labios exquisitos, sí, la muerte no es como lo esperaba, bien podría haber sido un ángel vestido oscuro, pero la sonrisa, esos dientes, la forma en la que me miraba, tenía que huir de ahí, y así comencé a correr, sin rumbo, pero no sirvió de nada, ahora sólo queda rendirme ante ella, ante su belleza tan absoluta; dejo escapar un último aliento, ya nada queda ahora, cierro mis ojos y todo desaparece a mi alredor, siento un beso posarse sobre mis labios, después de todo, siempre me dijeron que el amor era cometer suicidio.

martes, 29 de abril de 2014

Mariposas de celofán...

Ella me extendía su mano, me sonreía, podía verme reflejada en sus ojos, pero yo no podía moverme, por más que intentaba, mi cuerpo simplemente no respondía.

- Tranquila, no te haré daño, estás a salvo ahora, yo cuidaré de ti.

Quería decirle lo agradecida que estaba, pero las palabras no salían de mi boca, me poso sobre sus delicados dedos y me dedico otra sonrisa, jamás había visto semejante criatura, tan llena de luz, resplandeciente como sí su piel estuviera llena de pequeños cristales.

- Sí, sé que te han hecho daño, sé lo que eso sé siente, pero no tengas miedo, de ahora en adelante nada malo te pasará.

Por fin un sonido salió de mi boca, no era lo que yo esperaba, pero parecía que ella lo entendía.

- De nada.

Intenté abrir mis alas, pero no pude, estaban muy lastimadas, aquellos extraños seres me habían echado algo encima y ahora no podía volar, la desesperación comenzaba a apoderarse de mi, ¿cómo voy a ser una mariposa sí ya jamás podré volar? Podía ver el cielo arriba de mi, ese lienzo inmenso pintado de color azul celeste con unas cuantas pinceladas blancas que aquellos seres llaman nubes, podía ver también el sol, inmenso sobre mi, y tan sólo pensaba en que ya nunca podría surcar por esos lares, que ahora estaría amarrada a la tierra. La extraordinaria criatura me dejo sobre la rama de un pequeño árbol.

- A mi también me cortaron las alas

Yo no entendía, ¿ella también era una mariposa? Pero sí era tan grande y parecida a aquellos seres que destrozan mi mundo.

- Yo solía volar, claro, de una manera muy distinta a la tuya, yo creaba pensamientos que me elvaban, que me hacían feliz, que me hacían pensar que nada era imposible pero a la gente no le gusta eso, dicen que es peligroso que alguien sea distinto, me enseñaron que estaba mal lo que hacía, que existían cosas prohibidas para mi alcance, que las cosas que mi imaginación me enseñaba sólo eran sueños inalcanzables, poco a poco mis alas sé fueron deshaciendo hasta el punto donde ya no existían más 

Bajo la mirada, y pude notar como sus ojos se llenaban de agua, quería decirle que todo eso era mentira, que ella podía lograr lo que quería, que era el ser más magnífico que jamás había visto, que ella era diferente y que eso no estaba mal, deseaba borrar la tristeza de su vida, dejarle solamente la felicidad que sé que merecía, sí, yo acababa de conocer a la chiquilla y aún así podría sacrificarme por ella, aún sí mi sacrificio era nada, porque nadie extrañaría a un ser como yo, un ser inútil, limitado solamente a huir del peligro, no era capaz de hacer nada sin mis alas, no podía hacer nada por ella, aún después de todo lo que hizo ella por mi. Acerco su rostro hacia mi, y pude tocar su nariz con mis antenas y sólo un roce bastó para que unas alas bellísimas brotarán de su espalda, comenzó a elevarse entre mil colores distintos, sus lágrimas ahora mostraban alegría, esperaba que ya jamás llorará de nuevo... Pude sentir como mis fuerzas se desvanecían, como lentamente me costaba respirar más, como la luz cada vez era más oscura, valía la pena todo ese pequeño sufrir por verla volar otra vez, valía la pena sí ella me sonreía una última vez...

jueves, 17 de abril de 2014

Una chica inusual...

Jamás creí conocer a nadie como ella, aún recuerdo la primera vez que la vi, como el sol amablemente iluminaba su rostro y le daba ese brillo especial a su piel tan blanca como la porcelana, la veía tan frágil en aquella delgada estructura. Las nubes ocultaban a ese gran ser que ilumina la tierra y sin embargo el dejaba escapar algunos rayos que le brindaba un brillo especial, como sabiendo lo extraordinaria que ella era, podía ver sus ojos a través de sus lentes, esas puertas que encerraba millones de secretos detrás de una dulce mirada y una sonrisa espectacular, podía ver su cabello recogido y la manera en que algunos de ellos, rebeldes, caían a lado de su cuello, tentados a rozar sus hombros, así, también podía observar su flequillo que tenía esa manera tan particular de enmarcar cada facción haciéndola lucir aún más resplandeciente, veía esos tonos tan extraordinarios en su cabello, un rosa que me recordaba algodón de azúcar y que inmediatamente me traía a mi pensamiento un día lleno de alegría y diversión; ese verde que quizá en un tiempo fue azul y que aún dejaba escapar algunos destellos del color del mar profundo juguetones en las puntas.

Sí, sin duda era alguien fuera de lo usual, alguien a quien anhelaba conocer. 

Pude escuchar su voz por primera vez, y como encajaba perfectamente en su imagen, sus palabras, que parecía, hacían flanquear mis rodillas; pude ser capaz de rozar su piel con un gentil saludo y por un momento juré estar en el cielo y que un ángel había acudido a mi encuentro. 

Ella era particularmente hermosa y no, no me refiero a la belleza convencional, ningún estereotipo podría encerrarla, ella era bella por cada pensamiento que recorría su cabeza, por cada palabra que, con sentido, salía de su boca, tenía ese tipo de belleza que pocos rara vez aprecian, donde sus ideas no sólo quedaban ahí, sino que trataban de volar y cobrar fuerzas para vivir, era justo el tipo de persona que creí que no existía y que sin embargo ahora estaba parada justo enfrente de mi, tan cerca, y aún así era una persona a la cual sólo podría contemplar de lejos, sin hacerle saber todo lo que en mi había provocado, todas las sensaciones nuevas que había creado, todo el caos que ahora yacía dentro de mi, y todo con tan sólo una sonrisa, no era capaz de imaginar lo que sería capaz de lograr si dedicase su atención a mi.

Pero tristemente un pensamiento nubló toda mis aspiraciones, ella no sería mía, le pertenecía al mundo, donde pudiera cambiar todo lo que deseaba y obtener cualquier cosa con tan sólo dedicar una mirada.

No, ella no podía ser peligrosa, aún sí bien sé que la más bella de las criaturas puede ser la más temible de todas, yo sabía que ella era inocente, podía notarlo en sus ojos, en esos profundos ojos que me invitaban a ser parte del mundo de aquella extraña joven...

lunes, 31 de marzo de 2014

El camino al final del arcoíris...

Podríamos haber inventado tantas historias tan distintas, desde las más hermosa hasta la más trágica, y aún así, decidimos vivir en este infierno, rodeados de gente que no se preocupan por nadie más que por ellos mismo, de ruidos que carecen de sentido, donde lo único bello es aquello que los humanos no han tocado, vivimos rodeados de estereotipos, de mentiras, de cosas superficiales y donde pocos se quejan de ello, algunos nos encerramos en nosotros mismos ajenos a todo este desastre, a todo esto a lo que los demás llaman vida, pero no hacemos nada por cambiarlo, por más que hablemos, po más que estemos inconformes, sólo nos quedamos observando detrás de un vidrio, donde nos sentimos a salgo de las maldades que se encuentran en el exterior, no nos damos cuenta que somos igual o peor que los demás.

Una vez intenté cambiar al mundo mediante sonrisas, mediante pequeñas acciones que quizá pocos o nadie notaba, pero la gente me comenzó a señalar, decían que algo no iba bien conmigo, que estaba en contra de ellos y de su mundo, me tomaron y me encerraron en lo más profundo de un templo, me rodearon con guardias, con trampas y con tantas cosas que sólo había podido imaginar en películas. Comprendí que había hecho un gran error y que sin embargo no lo cambiaría porque lo había intentado, había ido a algo más allá que simples pensamientos, de algún lugar había obtenido el coraje de poder decirles que estaban mal, aún sí ellos me habían considerado insana, aún así lo había intentado. 

Veo el mundo a través de unos gruesos barrotes, como poco a poco lo destruyen, como el cielo y la tierra van perdiendo su color y lo peor de todo veo la indiferencia de las personas al notarlo... Pienso que quizá tengan miedo de terminar como yo, en una celda con olor a húmedo y donde el musgo crece por doquier, donde el viento recorre cada rincón y donde la única compañía son los pensamientos mismos, si de cierta manera puedo decir que los comprendo. Ahora mismo es de mañana, me gustaría poder escribir estas letras sobre un papel y aventarlo al exterior donde quizá alguien lo lea y lo haga recapacitar, pero debo conformarme con grabarlas en mi mente y rogar que lo que hice no haya sido en vano.

domingo, 30 de marzo de 2014

Decisiones...

No sé lo que estoy haciendo, no sé sí está bien o está mal, pero realmente creo que no importa, una vez que algo ha empezado no hay vuelta atrás, mirar al pasado simplemente no es una opción, a veces el precio es alto, podría con ello explicar esta fría soledad, así también podría excusarme con ello por mi comportamiento a veces, siempre creí que sería sólo una etapa y que cuando fuera mayor cambiaría, pero con el paso de los años he comenzado a dudar en esta teoría, siento que por cada cosa buena que ocurre en mi vida, pasan 10 malas a cambio, y que el noventa por ciento de esas 10, son a causa mía. A veces sólo quisiera correr muy lejos de aqui, sólo correr y continuar corriendo hasta dejar todo lo suficientemente atrás para jamás volver, sé que igual nadie siquiera lo notaría o quizá sí, pero realmente no importaría...

Me dejaría ganar por mi mounstuos internos, que por dentro sólo me consumiera la oscuridad, nunca más volver a ver la luz. Siento un gran vacío en mi interior, un vacío que siempre estará ahí no importando mis intentos para llenarlo, un vacío que se siente como un agujero negro dentro de mi, quizá este sea un error, quizá el más grande de todos o quizá sea lo mejor para él, no estoy segura de sí alguna vez seré capaz de saber la respuesta, realmente lo dudo, pero no conozco otro camino.

martes, 18 de marzo de 2014

Volvamos al pasado...

Hola, amor,

Hace mucho no te escribía una carta, has de creer que ya me he olvidado de ti, lo cual es cierto, hace tiempo que ya no ocupas un lugar en mis pensamientos, hace tiempo que te veo y ya no siento nada, esta vez lo conseguí, está vez te pude olvidar por completo, por fin puedo leer tus palabras y sólo reír, me siento orgullosa porque ya no he derramado lágrimas en tu honor. Hoy puedo decirte segura de mi misma que después de todo, me perdiste, tu que estabas tan seguro de que jamás te dejaría, que siempre estaría para ti, que apenas dijeras mi nombre saldría corriendo a buscarte, y con mucho placer te digo que has errado. 

Así es, amor mio, te he dejado de amar, mis suspiros ahora llevan otro nombre y estas son las últimas palabras que te escribiré, siento pena por ti, nadie jamás te amara como yo lo hice, ahora puedes arrepentirte de haberme dejado ir, porque fui lo mejor que pasó en tu vida. Todos sabíamos como acabaría esto, así que suplico no me hables, no me escribas, no me mires, no me dediques pensamientos pues te informo que estos no serán correspondidos, que hace tiempo olvide tu mirada y tu voz, en ese momento en el que creíste estarías mejor sin mi, estabas equivocado, pero quizá yo sí esté mejor sin ti. 

Bueno, cariño, me despido, no sin antes desearte la mayor felicidad del mundo, porque yo no soy como tu, espero que en el infierno encuentres un paraíso. 


Atte: Fabiola 

viernes, 24 de enero de 2014

Y entonces los demonios ganaron...

Me encantan esas personas que prometen mundos enteros, que nos llenan de mentiras, que nos hacen sentir que el mundo es nuestro, que para ellos no hay nadie mejor que nosotros; sí, las personas así son mis favoritas, porque por más mentiras que nos digan nos hacen feliz, porque así somos los seres humanos, vivimos siempre rodeados de mentiras, pero no nos molesta, las seguimos diciendo hasta el punto en que creemos que son de verdad y entonces estas se transforman, las volvemos nuestras,  las volvemos reales.

Y yo, ha decir verdad, soy una experta en mentiras, he creado y derrumbado tantos mundos que ya perdí la cuenta, me encanta llevar a las personas al cielo, hacerlas sentir únicas, invencibles... pero mi parte favorita es arrastrarlas al infierno, hacerlas miserables, que sus ideas fluyan con la sangre, que por un momento sientan lo mismo que yo, que se den cuenta de su horrible realidad, de que nada vale tanto la pena como para cambiar, que se den cuenta de que sí alguien debe morir, morirá, que nadie cuida de otros, que nadie los quiere como dicen hacerlo, que la gente no ve por nadie más que por ellos mismo y que a nadie le importas tanto como para dedicarte su tiempo, sí, esa es mi parte favorita, eso es lo que me llena de vida. Sí, sé que debes estar pensando, sí, quizá sea una mala persona, quizá simplemente debería dejar que todo mundo crea en los cuentos de hadas y en que algún día serán tan felices que los ángeles los envidiarán, pero, ¿no crees que es un poco egoísta? yo sí, por eso quise hacer algo distinto a lo que todos los demás hacían, por eso decidí convertirme en un demonio, en una pesadilla, en el villano del cuento, en alguien a quien todo mundo temiera.

No, no estoy loca, quiero pensar que aún conservo la razón, aún así, sí alguna vez te cruzas conmigo, no me mires a los ojos, ignora mis sonrisa, sí quieres seguir siendo feliz, aún sí es un engaño, sigue caminando, no te detengas, porque de ese momento depende tu vida...


jueves, 16 de enero de 2014

Burbujas de amor...

Me abrazaba como siempre lo hacía, me miraba con esa miraba tan suya, con ese brillo en sus ojos que me recordaba a la luz cuando toca el agua, se acercó un poco más, sólo un poco, y ese poco fue suficiente, accidentalmente rocé sus labios, ligeramente sólo para esperar su reacción, y entonces pasó, pasó lo que jamás espere, aquello que sabía que no debía ocurrir pero que sin embargo quería con toda el alma. Fue un beso tan intenso, tan suave, tan lleno de pasión, de ansiedad, de mentiras... podía sentir algo húmedo con mi mano, pero lo seguí besando, sentía como sus manos recorrían mi espalda, como me daban pequeñas descargas eléctricas que llegaban a cada parte de mi cuerpo haciendo que temblara, pequeños temblores, sentí que me faltaban el aliento, pero no quería irme de su lado, nada me apartaría de su lado, ya no, después de todos esos años de espera e incertidumbre, de no saber que me depararía la vida, de no saber lo que él sentía, todo eso ahora se desvanecía en el viento, ahora él estaba ahí, me besaba, me abrazaba, me deseaba, mis manos estaban humedecidas con algo, quizá sólo era sudor por los nervios, por toda esta excitación que provocaban sus labios al estar con los míos, cada vez me costaba más respirar, me aferré a él porque sentía que perdía el suelo, y entonces no pude más, perdí la consciencia. 

Sentí lo que debía ser una nube, tenía una textura suave, como el algodón, imaginé que sí pasaba mis dedos entre ella esta se fugaría entre mis dedos como agua, sólo que más lento, como nieve, sentía un vacío en mi, pero no sabía a que se debía, intenté abrir mis ojos para ver donde estaba, pero no lo logré, me levanté y comencé a caminar a ciegas, buscando algo que me ayudara a identificar o a alguien que me guiara, pero no había nada ni nadie, todo estaba vacío, era como sí estuviera en el campo, en un campo de algodón. Necesitaba ver, tenía que ver. Y de pronto una idea cayó en mi como una cubeta de agua helada, ¿dónde estaba él? quise gritar su nombre, pero no salía ningún sonido de mi garganta, sentía lágrimas en mis ojos, después de todo, lo había perdido, se había ido, de pronto el vacío se hizo más grande, era como una punzada en el pecho, intenté palpar el lugar con mis dedos, pero no encontré ninguna herida, nada, sólo sentía húmedo, acerque mis dedos a mi boca para ver sí podía averiguar que era aquello, su sabor era metálico, sabía como a sangre, sí, sangre... 



Lo siento, pero creo que está vez perdí el juego...

miércoles, 1 de enero de 2014

Adiós 2013...

Otro año más que se va, un año en el que aprendí tantas cosas donde la primera mitad del año fui tan feliz y en la segunda me sentí tan miserable, donde de verdad entendí que la soledad duele y que mata lentamente...
Ahora un nuevo año aguarda, lleno de expectativas y de sueños y otras cosas que quizá jamás cumpla...