¿Y cómo culparla? Ella jamás había sido especial, solo era otra persona más. Tantas veces la hicieron de menos que no le quedó otra opción más que creer que todo lo que le decían era verdad. Soñar, eso era todo lo que tenía, ahí todo era posible, ahí ella era una heroina y no un villano, ahí podía salvar en lugar de ser salvada.
Se miraban sin saber lo que pensaban el uno del otro. Ella se sumía en un egoísmo, solo pensaba en ella misma, en lo poco agraciada que estaba, en el sudor de sus manos, en su cabello desarreglado, en que nadie la querría jamás. Él la volvía el centro de su universo, solo pensaba en los detalles de tan bello ser, bloqueaba todo lo demás, pues solo había espacio para aquella persona.
Cada luna llena él esperaba verla. Cada luna llena ella esperaba morir.