domingo, 2 de septiembre de 2012

Empezando de nuevo...

De nuevo amaneció. El sol salía del horizonte mientras yo lo observaba cuidadosamente, todo estaba tranquilo, callado, sereno. Yo por mi parte estaba sola, sentada a la orilla de la cama, frotándome las piernas para tratar de darles un poco de calor, hacía frío; me levanté a cerrar las cortinas, no quería ver otro amanecer, ya no. Me acosté de nuevo en la cama, me cubrí la cara con la almohada, cerré mis ojos, quería volver a soñar otra vez, pero no podía, por más que apretaba los ojos y me forzaba a no pensar, no podía evitar aspirar su aroma, sentir su cálido abrazo a mi lado, cambié mi posición, quizá era eso, volví a cerrar los ojos y entonces comencé a soñar...

Caminaba sin rumbo, estaba todo completamente blanco, no había nada ni nadie, estaba sola, perdida, pero estaba feliz, la sonrisa en mi rostro lo decía, todo se sentía tan bien; alcé los brazos y comencé a girar, quería bailar, después me caí y comencé a reír, estaba tan feliz, tan contenta, corrí por todos lados y a la vez ninguno, mi rostro me dolía de tanto sonreír. Saltaba, reía, bailaba, era feliz, realmente era feliz.
Pero, ¿por qué? no entendía nada, sacudí mi cabeza, eso no importaba, la felicidad no tenía precio.