lunes, 14 de octubre de 2013

Insomnio de media noche...

Muchas veces he leído, que sí no puedes dormir es porque alguien está pensando en ti... ¡Que tontería más grande! ¿Se imaginan? Sí eso fuera así, entonces quizá muchas personas no dormirían y eventualmente, en algún punto morirían de cansancio. Sin embargo, es romántico pensar así, ese pensamiento me regala una ilusión, esa simple frase hace volar mi imaginación, lo sé, a veces soy muy infantil, pero así es esto del amor, ¿no?

Quizá sea la soledad, la que me hace pensar en locuras, en ideas tan tentadoras e irreales, que sí las dijera me encerrarían entre cuatro paredes, pero ese es el efecto de la noche, lleno de incertidumbre y de asesinatos incubiertos, a veces me pregunto toda la sangre que se habrá deramado, y entonces el número se eleva de una manera que preferiría evitar; me pregunto cuantas personas habrán sido seducidas y el tipo de labial que habrán usado para enamorar.

Algunas veces la noche también nos regresa algunos recuerdos, a veces gratos, a veces no, por momentos nos hacen sentir la soledad en la más profunda de sus formas, en la más dolorosa, la más cruel, nos hace ver cuantas personas nos han dejado en el camino, cuantas veces nos hemos caído y no ha habido nadie que nos ayude a levantarnos, que todo lo tenemos que hacer por nosotros mismos, ¿y está mal? No claro que no... Nacimos solos para morir solos, no hay alguien que muera junto a nosotros, a nuestro lado, en ese mismo instante, que vea por nosotros antes que por ellos, simplemente el ser humano no es así, ni aún cuando está perdidamente enamorado; y todo esto siempre nos lleva a una pregunta, ¿por qué seguimos aquí? ¿Por qué aún no nos dejamos envolver en el vacío? Sería menos doloroso que ver la realidad, pero entonces, todo sería también muy aburrido, no habría matices en nuestra vida, no podríamos disfrutar de lo bueno dentro de la tragedia, lo sé, lo sé, lo he vivido, aún después de cuando todo está por derrumbarse, o cuando ya todo sé ha derrumbado, siempre dentro de los escombros habrá algo que nos recordara porque debemos estar aquí, aún, después de todo... 

Mi pasatiempo favorito: imaginar mi muerte. Cada trágico incidente, cada miserable detalle, me gusta ver hacia abajo desde un lugar alto y pensar en que tan mortal será la caída, pensar en esas distracciones que me llevarían a un destino fatal e inevitable, sí, me gusta hacer eso, imaginar en las personas que estarán alrededor de mi cadáver, que estarán preguntándose en que estaba pensando, que sé quejar and e lo joven que yo era, y de todo lo que tenía que vivir por delante, pero, ¿realmente era así? ¿Realmente aún tenía cosas por vivir? a veces lo dudo demasiado, pero por eso simplemente sigo caminando, tan sólo soñando con cada muerte posible, con un funeral, un entierro, y una última flor que cae sobre mi ataúd, prometiendo quedarse conmigo hasta que mis huesos se hagan polvo, sí, sería un buen final, después de todo yo no era nada extraordinario... 


martes, 1 de octubre de 2013

El primer y el último beso...

- Pero, ¿por qué lo besaste? - sus ojos se empezaban a tornar cristalinos, se podía oír como su voz se quebraba ligeramente, él la tomaba de las manos

- No lo sé, supongo que me gusta - ella estaba recostada sobre su pecho, escuchaba el latir de su corazón no quería verlo a la cara, porque sabía que aquello que le estaba diciendo le afectaba mucho.

- ¿Es que a caso no me quieres? - ambos sabían que ella lo amaba, que no existía nada en el mundo que no hiciera por él.

- No es eso - su voz empezaba a debilitarse, sentía que sus mejillas ardían y que algunas lagrimabas amenazaban con brotar - Sabes que no - lo miró a los ojos, y colocó sus manos alrededor de la cara de su mejor amigo, le limpió una lágrima que había recorrido su rostro y se acercó a sus labios, sólo fue un ligero roce entre ambos, un beso que a la vez no fue beso - Yo te amo, tú bien sabes que te amo - ambos lloraban, él aferraba sus manos en los hombros de ella, no quería dejarla ir, la amaba - pero eres mi mejor amigo, solamente así te veo - sé paró de puntitas y le besó la frente para después salir corriendo de ahí.




Él se quedó sólo, esperando que ella mirara atrás, pero jamás ocurrió, y entonces sólo pudo imaginar que hubiese sido sí tan sólo le hubiera dicho que la amaba antes de que alguien más llegara, sólo pudo recriminarse el no haberlo hecho, el no haber corrido detrás de ella y plantarle el mejor beso de su vida, sólo se quedó ahí, imaginando un mundo lleno de posibilidades, de cosas que nunca iban a pasar.