lunes, 16 de septiembre de 2013

Un amante frustrado...

Un escritor es un amante frustrado, que al no poder estar con esa persona le escribe todo lo que desea, al no tener a quien dedicarle sus palabras, la luna se convierte en musa, que cuando su corazón es desgarrado, convierte su odio en largas líneas de letras, que quizá sólo tengan sentido para él.

Es aquel que se levanta en las madrugadas, buscando un lápiz y papel, donde empiece a plasmar ese sueño que quizá pueda hacerle enloquecer. Donde el amor y la demencia son cosas del mismo ser, donde conviven diariamente junto al odio y al placer; donde todos sus sueños los escriben en paredes con una tinta que nadie más pueda ver, donde luchan diariamente por encontrar una razón, por seguir viviendo para encontrar un cielo azul, donde las estrellas se puedan tocar y a la luna puedan besar.

Es aquel al que la gente evita, por temor a contagiarse de eso a lo que ellos llaman locura, que simplemente es vivir. Un escritor es la mejor persona que podrías conocer, pero que por miedo no lo harás, es aquel que convierte la soledad en algo con lo cual pueda hablar, en un personaje que estará con el, y que jamás lo traicionara.





Una vez me enamoré de un escritor.

Una vez rompí su corazón.

Una vez soñé con un cielo azul.

Una vez lloré su dolor.


Y desde entonces me convertí en sombra, en oscuridad, en incertidumbre, en sueños y promesas rotas. A veces yo también comienzo a escribir, cosas sin sentido, carentes de lógica, cosas que lo significan todo y nada. No, no estoy loca, es sólo que aprendí a vivir también, aún cuando ya era demasiado tarde, cuando ya todo estaba perdido. Por eso escribo esto, aunque todos me juzguen, porque sé que él lo leerá y que entonces escribiré sobre mi piel un final.