lunes, 29 de abril de 2013

Incoherencias superficiales...

¿Y si no estaba loca? ¿y si realmente todo esto estaba ocurriendo? ...

Sacudí la cabeza, tenía que encontrarlo, después de todo, el había sido el detonante de todo esto. Caminé por las calles sin un rumbo fijo, no sabía por donde comenzar, esto era frustrante; recordé todos los lugares a los que habíamos ido juntos, recorrí cada uno de ellos.

- Esto no es como lo recuerdo - me dije, acaricié los pétalos de una flor marchita, solté un suspiro, aquel lugar estaba tan lleno de vida y ahora sólo era vacío; podía recordar aún cada suceso de ese día, su sonrisa, sus bromas, su risa, sus ojos, ahí fue donde le conté todo acerca de mi, de lo que era, de lo que tenía que hacer, fue donde me besó, aún después de lo que le había dicho, él no sentía miedo, me juraba que yo no podía hacer daño, que jamás haría nada de lo que me estaba destinado, que nosotros podíamos cambiar las cosas, hacerlas mejores, que ingenuo que es; esbocé una ligera sonrisa, y sin embargo, se había equivocado, tanto horror en este mundo y todo causado por mi, yo infundí el pánico en las calles, construí todo un mundo de desesperación.

Continué vagando por todas las calles, en el viento se podían oír los murmullos de toda la gente que murió ese día, no había sol, no había luna, no había estrellas, no había nubes, tan sólo un extenso lienzo color negro que estaba sobre mi, no sabía que hacer, estaba cayendo en la desesperación, claro, existía la pequeña posibilidad de que todo esto fuera un sueño, una pesadilla, una alucinación, quizá aún esté encerrada en el hospital psquiatrico,  llena de todas esas drogas que me dan para "no cometer alguna locura", claro, ninguna de esas drogas funciona, el placer de quitar una vida, de llenarme las manos con su alma, de poder ver el último brillo de sus ojos, ese placer nada lo podría igualar. 

Los cadáveres inundaban el lugar cual nieve en navidad, no había quedado ningún rastro de vida, o al menos no uno visible, aún me cuesta trabajo creer que sobreviví, luego simplemente recuerdo que yo fui la causante de todo esto. Tengo que encontrarlo, pero ya no puedo escuchar sus latidos, sé que sigue con vida, lo siento dentro de mi, al menos en la parte humana que sobrevive. Más recuerdos, son tan abrumadores, no me gustan. 

Sueño, tengo sueño, pero no me debo detener hasta hallarlo, él es la única persona que me importa, él único que no cree que sea un mounstro, debo recuperarlo, pero mis piernas ya no responden, mis alas están rotas, caigo, quizá tan sólo unos minutos, a pesar de todo lo que siento, mis necesidades físicas son mayores, cierro mis ojos, me dejo vencer por el cansancio pero sin dejar de pensar en donde buscar, en todas las posibles opciones, después de todo, él es el único que sabe la verdad.



sábado, 27 de abril de 2013

Sueños de Papel... Parte II

¿Cómo se comete una locura?





Comencé a tejer varias ideas en mi cabeza, muchas imágenes atravesaban velozmente en mi me este, cientos de palabras, demasiadas cosas, no, esto no puede estar pasando, pero lo necesitaba, sólo eso me daría la satisfacción que yo buscaba. Me encerré en mi cuarto, comencé a rayar todas las paredes. Sangre. Tiré todas las fotos, todos los recuerdos. Muerte. Aventé lo que faltaba y comencé a llorar de rabia, la impotencia brotaba de mis poros, ¿por qué? Yo no quería. Asesinato. Yo no era así, ¿qué me estaba pasando? ¿Acaso eran los demonios dentro de mi? ¿Habían ganado la batalla? ... No, esto aún no terminaba; me levanté, me limpié los ojos y caminé hacia el parque, me senté debajo del árbol y vi pasar a las personas.

Todos lucían tan felices, ¿cómo lo lograban? Yo tenía pensamientos perturbadores. Sangre. Estaban constantemente dentro de mi, no me dejaban respirar. Muerte. Ayuda, necesito ayuda, no puedo continuar, o esto me podría cegar. Asesinato. El mundo giraba a mi alrededor, sin preocupaciones, ¿cómo se atrevían? ¿No veían mi sufrimiento? ¿Mi angustia? ¿Mi desesperación? Me levanté, sentía como mi pulso se aceleraba, todo se tornaba extraño, está sensación invadía cada parte de mi cuerpo, la euforia y el éxtasis corría dentro de mis venas, se sentía tan bien... Basta. Detente... Avancé unos pasos hacia enfrente, podía notar el látigo de mi corazón, y entonces la tomé del brazo, sus ojos se abrieron de par en par, me miró aterrada y yo le sonreí. Sangre. Lanzó un grito ahogado, pero no pudo más. Muerte. Sentí frío en mis manos, y de rojo se tiñó el cielo. Asesinato. ¡Por fin! Todo sé volvía con claridad, el vacío dentro de mi se estaba cerrando, quizá era su alma complementando la mía, necesitaba más... Debes detenerte... Volteé a ver a todos lados, pero no había nadie, estaba sola, me dejé caer sobre mis rodillas, miré mis manos y me asusté al verlas, rojo, ese era el color en ellas, ¿qué había hecho?