viernes, 13 de julio de 2012

Espera...

Las imágenes pasaban en mi mente, como en un viejo film. Sus ojos. Su sonrisa. Sus manos. Sus labios. Sus facciones. Su rostro. Su cuello. Su cuerpo. Nosotros abrazados, tomados de las manos, besándonos.

Algunas de sus palabras retumban en mi mente aún, como un eco. "Quizá no regrese" sin embargo lo esperaba cada noche, veía a las estrellas y pensaba en su nombre, me abrazaba a mí misma, de vez en cuando las lágrimas rodaban desde mis ojos, no podía evitarlo, lo necesitaba a mi lado. Me gustaba soñar su regreso, su sonrisa diciéndome lo bonita que me veía, lo mucho que me había extrañado, y cuanto me quería, sí, me la pasaba soñando con ese momento, con nuestro reencuentro. 


Días, semanas, meses, años... y el tiempo no dejaba de correr. Sí, quizá jamás iba a volver, pero yo lo quería a él, a nadie más, me encerraba en mi casa, me pasaba las horas viendo nuestras fotos o soñando que al fin regresaba. Unos días mi mente me jugaba sucio, oía su voz venir desde la puerta, corría desesperada a abrirla y cuando lo hacía, no había nadie, nunca lo había. Mi cabello comenzó a teñirse de blanco y yo, yo seguía sentada, frente a la puerta, ansiaba su regreso. 

La esperanza era lo que me daba fuerzas, había algo en mi que me decía que él regresaría, que nos abrazaríamos y por fin seríamos felices; sin embargo, no pasó, él jamás regresó a mi.

Morí esperándolo, morí por mi amor. 

Mi alma no podía descansar, me quedé a vagar por el mundo, lo buscaba, recordaba su rostro aún, cada vez que cerraba mis ojos aparecía en mi, pero, jamás lo encontré. ¿Dónde estaba? él había sido todo para mi, y no pudeverlo una última vez, tan sólo una más, eso, eso era todo lo que pedía.

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