sábado, 30 de junio de 2012

Alguien especial...

No podía creer lo que estaba viendo, lo tenía frente a mi, tan cerca, tan lejos, no iba a hacer nada, no podía... 

Era un crimen, algo prohibido, y sin embargo la más dulce tentación que había sentido jamás; lo tenía ahí, respirando el mismo aliento, sintiendo lo mismo, mi corazón se aceleraba, nada cambiaría, no iba a hacer nada, nada. Demasiado cerca. Sonrió para mi, sólo para mi, no podía evitar mirarlo y ver sus ojos, su sonrisa, desvié la mirada, notaba el calor de mis mejillas, no iba a sonrojarme; le tomé la mano, le dije que huyéramos juntos, lejos, a donde nadie jamás nos encontrará, me besó la frente y suspiró, su mirada cambió, se tornó fría, soltó mi mano y se alejó.

Esa noche corría detrás de un chico, de alguien que me había cambiado la vida, lo quería a mi lado, lo seguí desesperada con lágrimas en los ojos, hacía frío y no me importaba, seguí corriendo, cada vez más rápido. La luna se burlaba de mi miseria, porque esa noche lo tuve todo, y luego desapareció. No, no, no tenía que ser mío, tenía que tener esa sonrisa, quería verlo despertar cada mañana y besar sus labios, sus manos, su cuello. Caí. Ya no había nada. 

Un día lo encontré, aún recuerdo su mirada, se quedó tatuada en mi alma, él era diferente. 

Cerraba  mis ojos y escuchaba su voz, sentía sus manos, su tacto, su respirar, era extraño, pero así era, lo quería, lo quería con todas mis fuerzas, con toda mi alma, con cada parte de mi ser. Pero, él no, tan sólo había sido un sueño, una ilusión de mi subconsciente para llenar el vació que sentía en mi interior, para poder olvidar las noches tristes que pasé antes de conocerlo, porque con una mirada lo cambió todo, con una sonrisa me enamoró, y eso, eso fue lo que pasó, tuve a alguien que jamás existió, que era demasiado perfecto, demasiado para mi, y sin embargo él, él es el mejor de mis recuerdos.

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