martes, 31 de julio de 2012

Lo que ella no sabe...

Hoy me estuve preguntando todo lo que no le he dicho, han sido tantas cosas...

Ella no sabe cuanto es que la quiero, que jamás he querido así.
Ella no sabe que lo extraño, que ansío por verla y poder abrazarla.
Ella no sabe que la necesito, sus abrazos, su aroma, sus besos.
Ella no sabe lo que pasa por mi mente cuando la veo, cuando está cerca.
Ella no sabe que la espero, que pasaría una eternidad así.
Ella no sabe lo que sufro, en silencio, por sus ojos, por su voz.
Ella no sabe el deseo que tengo, esto que siento que llena mi interior.
Ella no sabe lo que significa para mi, lo que cambió con su llegada.
Ella no sabe cuanto añoro escucharlo, verla sonreír por mi mirada.
Ella no sabe que para mi no hay nada mejor que estar entre sus brazos.
Ella no sabe que sus besos me hacen alucinar, perder el control.
Ella no sabe que a su lado no tengo miedo, que lo tengo todo.
Ella no sabe que siempre está en mis sueños, mis pensamientos.
Ella no sabe mi pánico a perderle, a no verla nunca más.
Ella no sabe cuanto me duele el no saber de ella.
Ella no sabe que la admiro, cada detalle, cada parte de su ser.
Ella no sabe lo que sueño, una vida a su lado,  no volver a separarnos.
Ella no sabe de lo que sería capaz de hacer por ella, tan sólo para verla feliz.


Pero no quiero decirle, no debe saberlo, esto que siento es mejor que quede en silencio, en algún lugar de mis recuerdos, donde siempre esté presente. Una historia más de amor, donde el final no es feliz. Sólo un cuento más, un sueño sin final. No, no puedo decirle. Tan sólo soy un humano enamorada de la luna, inalcanzable, hermosa. Pero estoy enamorado, como jamás lo había estado.
Quizá pueda hablar de amor, de ella, no, esto no es amor, esto va más allá es algo nuevo, o tal vez jamás había sentido verdadero amor, hasta que la vi por primera vez, bajo aquel árbol, sentada, viendo el esplendor de un atardecer, nunca antes había visto algo tan hermoso, sus ojos, sus facciones, su cuerpo, su sonrisa y ese brillo en la mirada, lleno de inocencia, de pureza, parecía tan frágil, tan delicada, ¿Cómo pude atreverme a enamorarme? aún sabiendo que aquello era prohibido.
Quería tenerla entre mis brazos. Susurré un deseo al viento y luego amanecí a su lado, era tan bella, con miedo rocé su piel, tan suave, tan tersa, nunca podré olvidar la electricidad de mi cuerpo cuando toqué sus labios por primera vez, ¡oh! que sensación tan más perfecta fue aquella. Sí, yo era feliz, pero un día la duda se apoderó de mi, ¿Cómo algo tan hermoso podía ser mío? No, eso no estaba bien, no lo merecía. Cada que la veía despertar me preguntaba si era feliz, ella no sabía que lo era todo y un dí así, ella me dejó.

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