viernes, 27 de enero de 2012

El chico de los ojos azules...

Lo busqué, una vez más, siempre lo hacía, pero yo estaba tan enamorada que nunca me importó...

Le besé la mejilla, me abrazó, después caminaríamos un rato,  hablaríamos, nos abrazaríamos, nos besaríamos, me dejaría en mi casa y se iría, así eran casi todo los días; por la tarde, le mandaría cientos de mensajes, yo estaba tan ciega, jamás me percate en sus respuestas, yo lo amaba, de verdad lo hacía, o al menos eso quería creer, cientos de veces me rechazaba, decía que no podía ir, pero jamás le reclamé, lo entendía. Sus ojos, su risa, su aroma, su voz, alucinaba con él, quería pasar el resto de mi vida entre sus brazos, pero últimamente todo había cambiado, sí, yo siempre le mandaba los mensajes primero, siempre le hablaba, porque si no, el no lo hacía, siempre lo buscaba, y hacía lo imposible por pasar la mayor cantidad de tiempo a su lado, pero él me evitaba, decía que estaba muy ocupado, ya no me respondía, ni siquiera me miraba cuando pasaba a su lado, mi corazón se empezaba a partir, no podía evitar llorar, sentía que todo se derrumbaba a mi alrededor, después de tanto tiempo, de tantos momentos, de todo lo que había hecho por él... 
Dejé de buscarlo, quizá así reaccionaría, pero sólo empeoraron las cosas, el buscaba un pretexto y yo se lo acababa de dar, me dio una carta, en ella me decía que a el le había dolido mi indiferencia, que después de todo lo que habíamos vivido, no podía creer que ya no lo amara, que si lo quería dejar, mejor lo hiciera, y así que quitara su sufrimiento de una vez, deje la carta en la banca, caminé hacia las vías del metro y después ya no recuerdo nada, más que sus ojos viendo a otra chica... 

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