sábado, 19 de enero de 2013

Unos ojos bonitos...

- ¿Por qué no eres mi tipo?
- No lo sé, no soy tú, esa respuesta no me concierne a mí
- Uhm

Se quedó mirándola de nuevo, como solía hacer cuando tocaban el tema del enamoramiento. Ella sólo leía e ignoraba sus miradas tratando de que el color no subiera a sus mejillas. 

Los ojos de Iván siempre brillaban cuando la veía, ella era especial, totalmente distinta de todas aquellas chicas que había conocido, quizá ella podía ser la indicada, le gustaba ver sus labios e imaginar su sabor, sí, él estaba enteramente enamorado de ella.

- Mis amigos siempre dicen que eres mi novia, eso, eso me incomoda
- Y, ¿no les has dicho que no?
- Sí, pero ellos insisten
- Sólo ignóralos, o diles que no

Ella por su parte gustaba de él, le gustaba pasar tiempo a su lado, verle, tomarle las manos, abrazarlo y sobre todo admirar sus ojos, esos ojos color avellana que sentía que podían atravesar su alma, ver más allá de lo físico. Sin embargo, ninguno de los dos aceptaba el evidente amor que existía entre ellos. A veces pasaban noches enteras hablando, discutiendo, las tardes paseando, jugando, caminando, platicando y sus mañanas, bueno, sus mañanas eran el descanso, ambos se recostaban en el pasto y tan sólo se quedaban ahí, viéndose el uno al otro por horas y horas.

- ¿Sabes? a veces pienso que me quedaré solo el resto de mi vida, y seré un cuarentón que jamás habrá besado a nadie.
- Claro que no
- Claro que sí, ¿quién va a querer andar conmigo?
- Muchas personas
- Sí, claro, ¿tú andarías con alguien como yo?
- Sí, yo sí, ¿por qué no? - su corazón latía a mil por hora, se podía sentir como la tensión aumentaba.
-Pues, que poco te quieres

Daniela le dedicó una sonrisa y se fue. A veces ella  soñaba con él, se podría decir que con demasiada frecuencia, también le gustaba verlo a escondidas, seguirlo para luego sorprenderlo, Iván la abrazaba, luego la miraba, le sacaba la lengua y a veces se acercaba a ella, demasiado, ahí era cuando sus ojos la miraban llenos de infinita pasión, ella sólo le sonreía y lo miraba también, la apretaba contra su pecho y después ella bajaba la mirada pues comenzaba a sentir el calor fluyendo por su rostro. 

- De verdad, ¿nunca te has enamorado?
- ...
- Anda se sincero
- No sabría decirlo
- ¿Por qué no? Jamás te ha gustado alguien que haga que tu corazón se acelere, que quieras pasar todo el tiempo posible a su lado, que te haga sentir un noséqué en tu estomago, que sientas nervios cada vez que la veas, que sueñes con ella, que pienses en ella hasta el limite de la locura.
- Creo que sí

De nuevo volvió a surgir un silencio, ella no sonreía.

- Y, ¿cómo era?
- ¿Cómo era qué?
- Ella, de seguro era muy bonita - sentía un poco de celos,  ella hubiese querido ser su primer amor, y ahora que sabía que había habido alguien antes, le dolía un poco.
- Sí, la más bonita que he visto en mi vida
- Eso pensé - ella comenzó a bajar la mirada, todo se había roto - ¿Qué fue lo que te enamoró?
- Aún no estoy seguro si fue su mirada, su sonrisa o su cabello, o quizá, simplemente su manera de ser, sí, de seguro fue eso.
- Y, ¿por qué no le pediste que fuese tu novia?
- Porqué aún no tengo el valor para pedirselo
- Espera, dices que, ¿aún estás enamorado de ella? - su corazón se estaba rompiendo, todo se quebraba justo enfrente de sus ojos, incluso unas lagrimas amenazaban con salir.
- Sí, no puedo evitarlo, teniéndola aquí, frente a mí, viendo lo hermosa y bonita que es.

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