viernes, 25 de enero de 2013

Susurro al viento...

Una mañana desperté y ahí estaba ella. ¿Siempre había estado ahí? No podría asegurarlo, pero parecía serlo , sin darle más importancia continué con mi rutina.

A veces las personas decían que me obsesionaba demasiado con las cosas, así que ésta vez trate de no darle la más mínima importancia a mi fiel seguidora. Mi día progresó como cualquier otro lunes, trabajé mi jornada normal con mi respectivo descanso, salí a las 4 y tomé el camión que me lleva a mi casa, pensé que ahí la había perdido, pero al mirar al asiento de a lado, ahí estaba ella; cerré mis ojos y esperé a llegar a mi destino. Al llegar a mi hogar me senté en mi mullido sillón, prendí el televisor y comencé a perderme en mis pensamientos, ¿por qué estaba ella ahí? ¿qué quería de mi? ¿era mi amiga? ... ¿amiga? no, ella no era mi amiga, me levanté deprisa y le comencé a gritar

-¿Quién eres? ¿qué quieres de mi? 

Pero no me contestó, se quedó ahí, en total silencio. El pánico comenzó a llegar hasta lo más profundo de mi.

- A caso, tú, ¿me, me quieres matar? - De solo decir eso, caí contra el suelo, estaba cada vez más cerca, podía ver una diabólica sonrisa en aquella forma rara que tenía - eso es ¿verdad?, has venido por mi.-

Comencé a gritar, sentía como mi garganta se desgarraba, me sostuve de una pequeña mesa, me levanté y corrí, corrí y corrí, porque de eso dependía mi vida, pero ella estaba ahí, siempre, detrás de mi, pegada a mis talones, no importa cuanto me alejaba, ella no se iba.

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