jueves, 22 de septiembre de 2011

¿Me concede este baile?

Querida:

He esperado tanto tiempo para poder realizar esta pregunta, pero ahora, que al fin el valor ha llegado a mi, me pregunto si es lo correcto; me he de preguntar si usted también siente este fuego que ahora me quema el pecho, este calor que surge en mi ser con tan sólo pensar en su sonrisa.
Sus acciones me demuestran que así es, pero, he de pensar que es sólo mera cortesía.
Sus delicadas manos, dignas de una princesas, sus deliciosos movimientos que me llenan de ternura y plenitud, esa dicha de contemplar su mirada, me pregunto si usted desea lo mismo.
He decidido escribir estas líneas sólo para declararle mis fervientes sentimientos, no espero ser correspondido, pero al menos, espero gratitud de su parte, si mis sentimientos le molestan, o incomodan, le pido una disculpa, esa no ha sido mi intención.
Me han dicho que para escoger a la doncella que ha de pasar el resto de sus días a mi lado, debo de elegir con sumo cuidado, y al contemplar su cálido rostro, podría asegurar que usted sería mi compañera perfecta, sería una completa dicha el despertar y poder verla cada mañana, el saber que cuando llegue a casa, ahí se encontrara usted, aguardando mi llegada.
Todos mi elogios no bastan para describirle su completa belleza, ni tampoco, para poder mostrar el amor que yace en mi ser, pero he de tratar de demostrárselo, si usted me lo permite.


Suyo. 
Diego

No hay comentarios:

Publicar un comentario